Tengo la visión miope de un lince
No es fácil tener que usar gafas todo el tiempo, sobre todo cuando las gafas que tienes son una mierda. Fui al oftalmológico hace 2 años y, desde luego, mi visión ha mejorado. Sin embargo, la mejora no es nada grande ni siquiera muy perceptible. ¿La razón?
Tampoco es fácil tener que explicarlo. Pero lo explicaré.
En el momento de llegar, estaba muy, pero muy tímido. Siempre he sido un hombre tímido. Siempre. Y cuando era un niño, siempre fui un niño tímido. Siempre. En niños es normal. No es nada normal en hombres.
Escuché a la asistente.
“Pase, siguiente”
“Vale.”
“Hola, cariño. ¿Cómo estás?”
“Todo bien”
“El doctor está a la vuelta de la esquina. Pero antes tenemos que hacer un poco de papeleo.”
“Vale.”
Después del papeleo, caminé en la única dirección posible, hacia la oficina número seis. Quizá era la tres. Ya no lo recuerdo.
Otra vez estaba esperando y, después de un rato, el doctor estaba allí. En ese momento, tenía que identificar letras y números enfrente de mí con distintas lentes, mientras él me las iba cambiando. Estaba muy nervioso yo. Y, sobre todo, quería ir a casa de inmediato. El doctor tenía que hacer las preguntas varias veces para obtener una respuesta de mí. Era por lo callado que era yo. Al final, respondí a todas las preguntas pero demasiado rápido.
A fin de cuentas, obtuve unas gafas con lentes que mejoraban mi visión, pero de manera mejorable, porque tenía tantas ganas de ir y apenas respondía. O sea, tenía mucha prisa. Porque soy tímido. Tal vez, si me quedara más tiempo y respondiera a aún más preguntas, tendría mejores gafas. Pero, como hombre tímido, obtengo el producto de mi timidez: gafas tímidas.